21 mayo 2008

Ante la posible creación de un Colegio Oficial de Archiveros, Bibliotecarios y Documentalistas en Madrid...

COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN ARCHIVEROS ESPAÑOLES EN LA FUNCIÓN PÚBLICA (AEFP) EN RELACIÓN CON LA PROPUESTA DE CREACIÓN DE UN COLEGIO OFICIAL DE ARCHIVEROS, BIBLIOTECARIOS Y DOCUMENTALISTAS EN LA COMUNIDAD DE MADRID

Junta Directiva

Madrid, 19 de mayo de 2008.

La Asociación Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) quiere hacer pública su opinión contraria a la propuesta de creación de un Colegio Oficial de Archiveros, Bibliotecarios y Documentalistas en la Comunidad de Madrid.

Consideramos, en primer lugar, que, en caso de prosperar, esta iniciativa supondría un retroceso importante para los archiveros en su avance hacia el reconocimiento social de la nuestra como una profesión independiente de cualquier otra. Porque la existencia de este colegio interdisciplinar, en realidad interprofesional, potenciaría la idea de que existe una familia común de ciencias de la documentación en la que estaría incluida la archivística, concepción que nuestra asociación no comparte.

En el camino hacia la consolidación de la profesión de archivero, un título académico universitario en archivística, por el que las asociaciones de archiveros llevamos años abogando, supondría un paso adelante esencial. Por el contrario, la integración de los diplomados en Biblioteconomía y Documentación o de los licenciados en Documentación en un colectivo mixto, en el que esas titulaciones avalaran la pertenencia al colegio, no ayudaría a avanzar en la referida consolidación profesional. Hemos de recordar que la legislación sobre colegios profesionales exige, como requisito básico para la creación de un colegio, que haya una titulación académica que acredite la solvencia de los colegiados; y entendemos que los promotores del Colegio Oficial de Archiveros, Bibliotecarios y Documentalistas de Madrid piensan en el título de diplomado en Biblioteconomía y Documentación o de licenciado en Documentación como el título a exigir a sus integrantes.

En segundo lugar, la colegiación sólo puede pretender ordenar el ejercicio liberal de la profesión, de modo que sólo puedan ejercer como archiveros, bibliotecarios o documentalistas quienes estén previamente colegiados. Esta medida, beneficiosa, obviamente, para quienes con un título en la mano pretendan acceder a la contratación de sus servicios sin la desleal competencia de intrusos podría producir la paradoja de que los auténticos intrusos –eso sí, con patente profesional acreditativa— llegaran a ser los propios colegiados: porque podrían llegar a trabajar como archiveros, sin la mínima preparación exigible, colegiados que fueran contratados en cualquiera de los cientos de contratos que los archivos y organismos públicos en general suscriben actualmente con empresas de servicios o con autónomos en la ascendente dinámica de externalización de servicios que vive la Función Pública. Y es que el bagaje de conocimientos que los diplomados en Biblioteconomía y Documentación así como los licenciados en Documentación tienen a la finalización de sus estudios, a pesar de tener unos programas amplios y ambiciosos y sin prejuzgar la valía académica o intelectual de estos para el desarrollo de otras profesiones, es claramente insuficiente para realizar la mayor parte de los trabajos que ha de hacer un archivero.

Sin embargo, nuestra sociedad adolece de vías adecuadas para el aprendizaje y la adquisición de las capacidades que van a ser demandadas de los archiveros y, en última instancia, a pesar del déficit estructural de archiveros que presentan nuestras administraciones públicas, con frecuencia, la oferta de plazas no puede ser cubierta en su totalidad por falta de opositores en condiciones de superar los procesos selectivos.

El presente debate sobre el colegio profesional nos da la oportunidad de reflexionar sobre esta realidad, que no puede seguir siendo ignorada. Porque, además, presenta el caldo de cultivo ideal para el fomento de la endogamia en la profesión (las enseñanzas se obtienen en el entorno familiar o de amistad) cuando no del negocio en torno a la formación de los archiveros en marcos muy exclusivos e inaccesibles por su coste para la mayor parte de los ciudadanos.

Para superar esta situación, la definición clara de lo que se espera y se exige de un archivero público y, por tanto, de las capacidades y conocimientos mínimos que debe tener, sería un primer paso adelante. Consensuados y asentados entre instituciones archivísticas y asociaciones profesionales los conocimientos exigibles a los archiveros y dotándoles de una mínima estabilidad en el tiempo, sería mucho más fácil construir alternativas docentes y formativas estables y no sometidas a los cambios de rumbo coyunturales, derivados de la alternancia política fundamentalmente, pero guiados en algunas ocasiones sólo por intereses económicos.

Desde Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) confiamos en que el debate sobre el perfil profesional del archivero nos ayude a separar el grano de la paja a la hora de diseñar los temarios de oposiciones; pues, en algún ejemplo, sólo la lectura de los enunciados de los temas nos muestra tal panoplia de conocimientos exigidos que nos acercaríamos más al funcionario polivalente, mezcla de documentalista, bibliotecario y archivero, experto tanto en letras antiguas como en lenguajes documentales y en tecnologías de la información y de las comunicaciones, que al archivero como profesional consciente de sus responsabilidades en la gestión de documentos que testimonian las actividades del organismo para el que trabajan, incluidas la custodia, la valoración, la selección, la descripción y la disposición de los documentos. En el caso de los organismos públicos, estas responsabilidades están íntimamente ligadas al ejercicio de los derechos ciudadanos y a la garantía de un funcionamiento transparente de las administraciones y los poderes públicos, lo que convierte a los archivos en elementos esenciales del Estado democrático.

Lo que pueden y deben plantearse las instituciones archivísticas es que si necesitan, como parece evidente, documentalistas para sus centros de archivo, los incorporen a sus plantillas para hacer, precisamente, de documentalistas: para explotar y difundir la información lo más y mejor posible, ya que son expertos en esas técnicas. Pero, estamos ante cosas distintas, seamos conscientes de ello.


La Junta Directiva de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP)

*El texto del comunicado os lo podéis descargar desde el siguiente enlace: http://www.aefp.org.es/PDF/Comunicado_Colegio_ABD_Madrid.pdf

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy complentamente en desacuerdo con esta declaración. Quizá lo que la asociación quiere decir es que los títulos universitarios no sirven o que las universidades mismas no están preparadas para formar.

Que los estudios se hacen al abrigo de la familia o de amigos, simplemente me hace reir.

Quizá la asociación de funcionarios lo que quiere es que se les deje vivir, sin más.

Si a la profesión colegiada. Fin al intrusismo !!!

Anónimo dijo...

Como archivera madrileña con muchos años de andadura profesional (y conste que soy titulada en Historia) tampoco estoy de acuerdo con la opinión de este comunicado. Como Archivera, esta información no representa mi opinión y como profesional no bibliotecaria ni documentalista, no entiendo por qué supone un paso atrás estar unidos y representados y tener más voz fuera de nuestros habituales foros. Llevamos muchos años oyéndonos a nosotros mismos de lo que vamos a hacer y no veo que tengamos aún ni titulación propia, ni plataformas realmente activas ni nada. Personalmente creo muy válida la opción de acogernos a un Colegio Profesional, porque si como muchos archiveros pensáis que la Plataforma nos quiere excluir de la profesión ¿no será mejor estar con ellos y defender nuestra profesión desde dentro? No creo que sea muy digno por nuestra parte intentar hacer fracasar esta iniciativa porque además, por lo poco que he leído hasta ahora de la Plataforma, su intención es que los archiveros estemos ahí con ellos, es decir ellos abren la puerta de sus esfuerzos para todos (titulados y no titulados) y con esta actitud acusadora nos echamos piedras a nuestro tejado y cerramos nuevamente nuestra profesión al avance y al reconocimiento... Por mi parte, sólo les puedo dar las gracias por querer integrarnos y habla mucho y bien de ellos. Habría sido mucho más fácil que crearan un colegio para bibliotecarios y Documentalistas, pero no nos han excluido, creo que ese es el camino y sobre todo el diálogo.
Quizás antes de imponer una postura oficial habría que preguntar a todos los archiveros dándoles la información correcta.

Anónimo dijo...

Tampoco yo estoy de acuerdo. Hasta donde yo se la titulación sería el Grado en Información y Documentación. Los archiveros están incluídos porque en la propia plataforma hay archiveros que han pedido integrarse y trabajar por la colegiación conjunta (que no revuelta). La idea es que con las atribuciones que la ley da a un colegio profesional, el colegio pueda ejercer funciones de interlocución ante las universidades o la administración y poder trabajar en aspecto como la mejora de los planes de estudio (si hace falta más materia archivística o más especializada, entre otras cosas) o solicitar que para opositar pueda valer de algo haber estudiado la carrera. Por otro lado, repito que son los propios archiveros los que están solicitando su inclusión, y los que están trabajando por ella. Por otro lado, comentar que según la Plataforma reconoce, asociaciones y colegios son plenamente compatibles y lo que deben de hacer es colaborar y no estar enfrentados, para lograr fuerza. Respecto a la obligatoriedad de colegiarse, comentar que no es cierto que sea obligatorio, sólo hay que leer la Ley 8/2009 de 21 de Diciembre de la Presidencia de la Comunidad, en cuyo artículo 9, de los Colegios Profesionales dice "La adscripción de los profesionales al correspondiente colegio será voluntaria", por tanto, nadie obliga a nadie a colegiarse para ejercer, mientras que sí podemos conseguir resultados con las atribuciones que tiene por ley un colegio. Por otro lado, los profesionales que no tengan titulación pero sí experiencia laboral demostrable, podrán colegiarse igualmente mediante una moratoria como ha hecho el colegio de Valencia... Por tanto, no solo no veo inconvenientes sino que sólo veo ventajas, y espero que detrás de la razón para no apoyar este movimiento por parte de esta aspciación esté sólo el desconocimiento (prefiero persar eso a que no se apoye desde la AEFP por intentar sostener una posición que se cree en peligro con la aparición de un colegio, cuando no es así,y que para ello se mienta en los argumentos sabiendo que estos son falsos...). Si al Colegio Oficial AByD para Madrid

Anónimo dijo...

Resulta difícil mantener un calificativo cunado menos moderado, pero en todo caso, NO DEJA DE SER SORPRENDENTEMENTE ARCAICA ESA POSTURA.

Actualmente, el Grado en Información y Documentación es la titulación oficial por la que se forman los estudiantes en archivística, biblioteconomía y documentación es única en todo el territorio nacional como consecuencia del desarrollo del Libro Blanco del Grado en Información y Documentación elaborado tras la implantación del Plan Bolonía.

Dicho esto, lo demás son loables rémoras del pasado y no por ello hay que denostar a insignes profesionales de máxima admiración, pero no hay que equivocar que antes por eje. para ejercer como archivero no existían titulaciones específicas, pues era considerada una actividad colateral de otras carreras profesionales, como la Lic.en Documentación, Lic.Historia, Lic.Historía del Arte, Lic.Filogía y Letras, etc.

Dicho esto, debemos recalcar que la ÚNICA carrera universitaria que dispone de créditos directos y obligatorios por eje.para formar como archivero es el Grado de Información y Documentación amen de que cualquier desarrollo profesional (como ocurre en el resto) deba complementarse con Master en archivística. Esta es la realidad de hoy en día, guste o no guste, España optó por tener carreras de cuatro años que se complementarían con un master de un año (frente a la otra opción que era tener carreras de tres años con master de dos años). Por tanto, huelgan otras estructuras formativas ajenas al Plan Bolonia, salvo que dicha Asociación consiga desde Europa diseñar otro nuevo Plan de estudios universitarios para la UE.

En cuanto, al acceso a la función pública, obviamente dependerá del temario que el opositor deba estudiar, aunque otra cosa es la puntuación o cualificación universitaria para poder optar a la candidatura y obviamente, no puede despreciarse como parece desprenderse de ese comunicado la de Grado en Información y Documentación, pues como hemos dicho es la ÚNICA carrera con créditos formativos en estas ramas.

Dicho lo anterior, parece colegirse que el miedo de esta Asociación parece enfocarse a las artes o técnicas en el desarrollo de las Ciencias de la Documentación y, si bien es cierto, que existen normas y criterios diversos para las actuaciones en archivos, como en bibliotecas, como en documentación, ello no empece para que esas artes tengan que variar por la creación de un Colegio profesional común, ya que primero existe un nexo común a las tres ramas y es el concepto de tratamiento documental de la información contenida, ya sea, en formato barro, pizarra, papel, digamos bibliográfico o informático. La esencia no cambia, pero obviamente, si que existe una diferencia en tratamiento de la información según hablemos de archivos, bibliotecas o sistemas informáticos y eso igualmente, está legislado en diferentes ordenes y niveles nacionales como supranacionales y es más la tendencia es a la ordenación y supervisión.

En el plano colegial, entiendo que la solución como han indicado más arriba parece en mantener la defensa de la profesión aunque siendo respetuosos a unas y otras artes y como no puede ser de otra manera a las leyes de aplicación en uno y otro caso. Este sentido, sería apropiado -como ya se ha comentado en otros foros- diseñar una vocalía para archivos, otra vocalia para biblioteconomos y otra vocalía para documentalistas.

En todos los casos, ha de primar la excelencia y la superación partiendo de la legal y oficial formación del Grado de Información y Documentación con los master oportunos de especialización.